¿Conectado o desconectado?
- Foundation Light from Heaven
- Oct 19
- 4 min read
Updated: Oct 25
Por Marlyn García - Foto Mercado libre

Sentarme a escribir se ha convertido en una tarea titánica. Me parece que estar en pleno apogeo del siglo XXI no es tarea fácil. ¡Quién lo diría!... desde la semana pasada tengo un reloj con el que puedo hablar por teléfono, en la mañana me dice toda la agenda del día, me recuerda cuanto tiempo tengo atrapada por el sedentarismo para que camine y alcance la meta de los 10.000 pasos diarios y así, mi reloj se convirtió en mi asistente personal. Nunca pensé que aquel comic llamado los supersónicos sería una realidad en mi generación.
Sabemos que este mundo se tornó en un mundo completamente globalizado y conectado. La privacidad es una especie en peligro de extinción, y mantenerse conectado con lo eterno se ha vuelto uno de los retos más laboriosos de este siglo.
Las redes sociales nos bombardean todos los días con estereotipos irreales que tratan de engañar e imponer la forma por encima de la esencia. Todo esto se suma al torbellino de la vida diaria y cotidiana, que no es necesariamente malo, simplemente es ocupado, tupido de responsabilidades y compromisos, por lo tanto, se hace más que necesario detenerse, respirar hondo, mirar al cielo y mirar dentro de nosotros mismos para no olvidar, o al menos, no desplazar de lugar, la prioridad de nuestra vida, el centro de nuestros afectos, el propósito mayor de todas las cosas.
La tecnología nos conecta con el mundo, casi toda la información que existe en el planeta es de fácil acceso. Como a veces digo en tono de broma, "ya debajo de Dios y Google no hay nada oculto". Por esa razón, es más ineludible que nunca aprender a usar todas estas herramientas a favor del propósito Eterno, y saber a qué "cosas" nos conectamos, para que esas "cosas", no nos desconecten de lo que realmente es prioritario en nuestras vidas. Estar conectados es vital para los seres humanos, pero más vital es estarlo a la Vid verdadera, porque después de todo solo somos ramas, que sin el buen árbol no llegamos a ser ni siquiera un adorno, mucho menos podríamos ser útiles para la vida de otros.
Tenemos que ser muy intencionados en nuestra agenda, en nuestros hábitos diarios, en nuestras visitas a los pasillos de las redes sociales. Debemos tener en la brújula de nuestro día a día este pensamiento: "Aunque Cristo nos regaló la Eternidad a su lado, para cumplir nuestro propósito terrenal solo tenemos un número de días y años, que esperamos sean muchos, pero por cruel que suene, no tenemos ese inventario". Así que es mejor vivir con la Eternidad como nuestro maravilloso destino, pero con el propósito como el motor que te saca de la cama en la mañana, y te pone en pie de guerra contra todo lo que intente resistir el conocimiento de Dios.
Debemos recordar que no hay sanidad posible para el mundo, si no levantamos a Cristo para que Él mismo atraiga a los hombres hacía Él. No hay sanidad posible para una iglesia niña, fuera de un alimento sólido, impartido por ministros sanos de su ego y sometidos al Soberano.
El planeta gime por la manifestación de los hijos, pero los hijos necesitan ser una generación que camine en libertad, y esa libertad solo es producida por la madurez, pero al mismo tiempo no hay madurez posible, si no hay una alimentación saludable. Es allí, donde "a qué me conecto" y "de qué me desconecto", se vuelve una decisión de vida o muerte.
La manera en cómo me relaciono con mi familia, con mis hermanos en Cristo, con los retos de la vida, con la gente a mi alrededor, es determinado por la madurez que poseo. Madurez, producto del Crecimiento espiritual es consecuencia de aquello que me alimenta.
Nadie es muy afectado por lo que haga su vecino, pero si ese vecino es el presidente Donald Trump, cualquier cosa que él haga, no solo afectará a su alrededor, sino también al mundo entero, debido al nivel de autoridad que posee. De la misma manera, los hijos de Dios tienen tanto poder, gloria y autoridad dentro de ellos, que todo lo que hagan o dejen de hacer con sus días, afectará directamente a la manifestación del propósito, porque TODO en el Reino está conectado dentro de un cuerpo que no puede avanzar para transformar el mundo a su paso, si cada uno es una “isla autónoma" en el evangelio que cree y vive. Necesitamos vivir conectados con el cuerpo de Cristo. En las palabras de nuestro Señor es más claro: "para que ellos sean uno, como tú y yo somos uno". Pero esto solo puede ocurrir, cuando somos de un mismo sentir, y para lograrlo es necesario que todos estemos conectados con una misma pasión y enfoque. No importa de qué país seas, o en cual país estés. No importa que situación estés enfrentando, cuando el fuego en tus huesos es Cristo y su Reino, el destrabe de cualquier cosa en la tierra a tu favor se va a manifestar, porque Dios siempre resucitará al que escogió la cruz de su hijo como la guía que le marca el camino. La unión del cuerpo de Cristo demanda que la frase “los unos a los otros” que inunda las cartas paulinas, sea un fruto tangible en nuestra vida.
Hoy te ánimo y me animo a mí misma a conectarnos más, con mayor fuerza al corazón de Dios, a su cuerpo, a un alimento solido que produce crecimiento. Y a desconectarnos de lo fútil que puede llegar a ser la vida, si no tenemos como un pensamiento gobernante que "Cristo venció no solo las aflicciones de este mundo, sino también las atractivas distracciones que pugnan por conectarnos con lo que no permanece.






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